Ilustración de Maritza Salazar Vargas |
Coyuntura política
La actividad política en la ciudad de El Alto es una constante, es por eso que de tiempo en tiempo se tiene situaciones coyunturales que sirven al análisis político estructural. Recientemente, la Federación de Gremiales del Sector Norte, liderado por Felipe Quispe, presentó la propuesta de referéndum de revocatoria de mandato para la alcaldesa de El Alto, Eva Copa. La razón del inicio de la revocatoria sería, según esta institución, porque la alcaldesa “realiza una mala gestión”.
La recepción por el Tribunal Electoral Departamental (TED) permitió se active este mecanismo el 6 de noviembre de 2023. Según el presidente del TED, Savino Chávez, la organización gremial debe recolectar en 90 días, hasta el 14 de febrero de 2024, el 30%, equivalente a 211.140 firmas y huellas de los “ciudadanas y ciudadanos inscritas e inscritos en el padrón electoral del municipio en el momento de la iniciativa”, según la Ley Nº 026, Ley del Régimen Electoral.
Es importante recordar que, en el proceso electoral municipal del 7 de marzo de 2021, la agrupación Jallalla, representado por Eva Copa, logró una victoria indiscutible con el 68,7% que correspondería a 406.354 votos de los electores alteños. Esta victoria supuso una legitimidad absoluta, superando a los demás candidatos, en especial al del Movimiento al Socialismo, Zacarías Maquera, en un territorio que se suponía era afín al MAS
La característica principal de la campaña electoral de Eva Copa se centralizó en un discurso de “renovación y juventud”, cualidades que permitirían arrasar en la elección, posteriormente realizar una gestión con nuevos aires de transformación de esta ciudad. Indudablemente, el apoyo masivo demostró que los alteños pueden dar oportunidad a las nuevas generaciones, quienes lideraron todo el proceso eleccionario, en sus distintas direcciones, lo que sumó adhesiones. Una vez asumido el gobierno municipal se siguió con el libreto, posesionando a la joven Iris Flores de 20 años de edad, como presidenta del consejo municipal por la gestión 2021. A pesar de las críticas, observaciones y falencias de la designación, tales no afectaron la gestión municipal.
La legitimidad del gobierno municipal le permitió realizar una gestión sin contratiempos, aunque algunos sectores fueran opositores. La gestión municipal se caracterizó por la ejecución de obras referidos a la implementación de césped sintético, centros de salud, asfaltados, adoquinado de calles, instalación de luminarias y pavimento rígido en avenidas. Entre las obras más sobresalientes aparecen: el distribuir “Extranca Rio Seco”, distribuidor “Felipe Quispe” o El Mallku en la avenida Costanera y Bolivia, construcción de hospitales de segundo nivel como Héroes de Senkata y “Qullañ Uta” en San Roque, implementación de luminarias en el estadio Villa Ingenio, como obras de impacto. Estas obras manifiestan cierta eficiencia en la gestión municipal. Esto puede ser evaluado por los vecinos de los 14 distritos con mayor objetividad mediante un referéndum revocatorio.
Es importante recordar momentos de crisis en el municipio:
2022. El bloqueo de los padres de familia de las Juntas Escolares, que incluso llegó a cercar el municipio alteño. Los medios reflejaban este hecho: “Padres de familia inician bloqueos de las ‘1.000 esquinas’ en El Alto exigiendo atención a Copa” (La Razón, 08/06/2022). Las exigencias de proyectos, mejoramiento de unidades educativas hasta el desayuno escolar, generaron una crisis en el municipio.
2023. La exhumación de restos humanos en el cementerio Mercedario, producto de una mala coordinación interna. Los medios reflejaban este hecho: “Tensión en el cementerio Mercedario por exhumación; Copa acusa destrozos en tumba de su padre” (Urgente.bo, 26/09/2023). Este hecho generó que muchas familias busquen trasladar a sus familiares a sus comunidades, puesto que la remoción del cementerio generó un movimiento que produjo una nueva crisis en el municipio.
El manejo de la crisis por parte del municipio manifiesta cierta capacidad de resolución de conflictos, lo que ha permitido apaciguar los movimientos convulsivos. En el primer caso, el mismo desgaste de la organización de los padres de familia no permitió mantener su reivindicación. En el segundo caso, si bien se ha apaciguado, quedan las heridas generadas que serán difíciles de sanar. Ejemplo de esto es que, en la “entrega de luminarias LED” en el estadio de Villa Ingenio (20/12/2023), evento en el que el municipio organizo una fiesta con grupos musicales de renombre, la alcaldesa fue rechiflada, se le impidió hablar con tranquilidad, teniendo así que reducir su intervención de inauguración. Dicho hecho puede explicarse, también, porque la gente asistente quería ver el partido amistoso entre Alwas Ready contra Gimnasia y Esgrima, un encuentro internacional.
Revocatoria de mandato como ejercicio democrático
La democracia puede entenderse como un sistema político en el que el ejercicio del poder está regulado para que el pueblo pueda ser titular del mismo. En general se entiende que el pueblo, el demos, es el detentador del poder político y que o bien lo ejerce directamente o, cuando no puede hacerlo por algún motivo, elige a aquellos en los que quiere delegar el poder de manera transitoria para que gobiernen en su nombre (Iraegui, 2012).
El teórico más importante sobre la democracia, Robert Dahl (2012), considera que la democracia se caracteriza por: La participación efectiva, la igualdad de voto, la comprensión ilustrada, el ejercicio del control de la agenda y la inclusión de los adultos. Las distintas manifestaciones del ejercicio de control de agenda se materializan, precisamente, mediante la elección de los cargos, la rendición de cuentas y, en nuestro caso, la revocatoria de mandato. La necesidad de controlar a los detentadores del poder circunstancial es una preocupación constante para evitar un ejercicio de una “democracia autoritaria”.
En el caso boliviano, la democracia es producto de una construcción histórica que ha pasado por distintas formas de ejercicio, siendo la vigente, producto de una Asamblea Constituyente, cuya Constitución (2009) adopta la forma de gobierno caracterizado por la democracia intercultural, donde confluyen la democracia directa y participativa, la democracia representativa y la democracia comunitaria.
La democracia directa y participativa se ejerce mediante el referéndum, la iniciativa legislativa ciudadana, la revocatoria de mandato, la asamblea, el cabildo y la consulta previa (CPE, Art. 11, Num. II., Inciso 1). Esta forma de democracia es el que permite que el pueblo pueda constituirse en actor directo del gobierno.
“La revocatoria de mandato es el mecanismo constitucional a través del cual el pueblo soberano decide, mediante sufragio universal, sobre la continuidad o el cese de funciones de las autoridades elegidas por voto ciudadano. La revocatoria de mandato es el derecho del electorado a destituir del cargo a un funcionario antes de que concluya el periodo de su mandato” (Ley Nº 026, Art 25, Num. I.).
La revocatoria de mandato se constituye en una manifestación de la democracia directa y participativa, por el cual los vecinos se involucran en los problemas que afectan a la ciudad aportando con puntos de vista, promoviendo iniciativas y generando soluciones. En este caso, la revocatoria de mandato es una forma de manifestar una postura política sobre la gestión municipal, mediante el cual la vecindad puede elegir entre la “continuidad” o el “cese de funciones” de los funcionarios electos.
Reflexiones democráticas sobre el revocatorio
Si consideramos al revocatorio como un mecanismo democrático, se constituye en un medio de “control social” que sirve a los gobernantes y los gobernados. Para los primeros, puede muy bien servir para reorientar la gestión municipal a fin de satisfacer adecuadamente las demandas; para los segundos, es un medio de expresión como parte de la participación activa de los vecinos. En ambos casos permite fortalecer el autogobierno democrático con una participación colectiva que manifiesta el compromiso con su propia ciudad.
La revocatoria de mandato es parte del ejercicio democrático que, en el caso de la alcaldesa Eva Copa, permite generar reflexiones sobre la viabilidad democrática de esta iniciativa:
La alcaldesa es una servidora pública. La alcaldesa Eva Copa es una servidora pública que “presta servicios en relación de dependencia” con una entidad estatal (Ley Nº 2027, Estatuto del Funcionario Público, Art. 4). Y, siendo que el Estado somos todos, es lógico suponer que la alcaldesa es una servidora pública que tiene responsabilidad social, es decir, depende de la aprobación de la vecindad. Lo mismo se puede decir de los concejales municipales. Esta delegación temporal en el cargo de alcaldesa o concejal, por parte de los vecinos, tiene como contraparte los beneficios correspondientes para los funcionarios públicos que supone el reconocimiento de su trabajo desde la remuneración salarial, por ejemplo. La revocatoria debiera aplicarse también a los concejales para una mayor eficacia evaluativa de la gestión municipal. La disposición del cargo es una cualidad propia de la democracia directa, pues, la sede del poder reside en el pueblo.
El poder reside en el pueblo. La soberanía reside en el pueblo el cual se ejerce de forma directa o delegada (CPE, Art. 7), por el cual, los vecinos tienen la potestad de evaluar la gestión municipal, que se constituye en un medio de comunicación entre los gobernantes y gobernados, en el primer caso para reorientar la gestión y en el segundo para lograr su participación activa en la cosa pública. La iniciativa popular de la revocatoria es parte del ejercicio democrático de la vecindad, y no debe ser considerado como una acción política que busque deponer a la alcaldesa, por el contrario, puede servir para fortalecer su legitimidad si logra la aprobación del pueblo. La naturaleza de la iniciativa popular es ciertamente política, por lo que no se cumpliría la solicitud de Eva Copa, que “tiene que ser un referéndum revocatorio objetivo, no político”. Ya en el proceso mismo de votación, se puede solicitar objetividad, pues la vecindad evaluará la gestión municipal para tomar una decisión a favor o en contra.
Existe un régimen electoral regulatorio. La existencia de una norma, la Ley 026, que regula esta iniciativa popular como derecho político, limita los excesos de unos y otros. Los impulsores pueden presentar esta iniciativa a la mitad de la gestión, y no en cualquier momento. Por otro lado, requiere de la recolección del 30% de firmas y huellas dactilares equivalente a 211.140, para que recién pueda remitirse para su aprobación a la Asamblea Legislativa. Hasta la fecha, según los medios de comunicación, se “recolectaron cerca de 35.000 firmas” (El Alteño, 07/01/2024), estando a mediados del plazo establecido. Pero, además, para su aplicación requiere que “el número y el porcentaje de votos válidos a favor de la revocatoria (casilla Sí) es superior al número y el porcentaje de votos válidos con los que elegida la autoridad” (Art. 31, inciso b). Un requisito que, por ahora, parece difícil de cumplirse.
Las distintas variables de la revocatoria de mandato, como ejercicio democrático, permiten evaluar con cierta imparcialidad la gestión municipal por parte de la vecindad alteña. En términos generales, existe una gestión municipal visible en obras para la ciudad, pero también existe un clientelismo dirigencial por el que algunas villas tienen mayores beneficios que otros, lo cual refleja la fragmentación de la representación vecinal (varias Fejuves). Este escenario es beneficioso para el gobierno municipal, pues tiene expedito el camino para realizar gestión, sectorializando beneficios, no teniendo que pasar por la aprobación de una Fejuve unificada, que es la fuente del poder vecinal, que por ahora no se tiene.
Considerar la revocatoria de mandato como una práctica democrática es fortalecer nuestra cultura política vecinal, para evitar un ejercicio autoritario de la democracia, como suele insinuar la alcaldesa cuando “ningunea” esta iniciativa gremial o “carajea” a sus detractores, como se puede evidenciar en algunas de sus manifestaciones públicas. El poder suele obnubilar la mirada objetiva sobre la realidad social, por eso la pertinencia del presente ejercicio democrático, porque permite que los detentadores del poder puedan “pisar tierra” y no se emborrachen con el poder.
Estamos de acuerdo con Dahl, quien criteriosamente sentencia: “Las perspectivas de una democracia estable en un país se ven potenciadas si sus ciudadanos y líderes defienden con fuerza ideas, valores y prácticas democráticas” (2012, p.181). Claro está, una democracia intercultural adecuada a nuestras realidades populares.