Historia de la historia de la ciudad de El Alto

marzo 05, 2023

Fotografía de Alberto Valeriano Apaza
 
por Johnny Fernández Rojas 
 
Los estudiosos, empiezan a encontrar consensos acerca de la definición de la historia; la más concluyente se esfuerza en definirla como la ciencia que tiene por objeto reunir, verificar y coordinar todo el conjunto de conocimientos resultantes de la experiencia humana, para proceder a su análisis, explicación, reflexión e interpretación” (Luis Oporto Ordoñez).
 
Una apresurada e inicial conclusión para el precedente ensayo conceptual, impone la siguiente sentencia: no se cuenta con una aproximación integral, o por lo menos, una línea del tiempo general de la historia de la Ciudad de El Alto.
 
Dramática e infausta situación, pero real. En cerca de cuatro décadas de institucionalidad alteña, sus autoridades, a las que se alinearon la dirigencia social, no demostraron un interés para esbozar, por lo menos, un básico diseño, más o menos general, de su trayectoria a través del tiempo. 
 
En ese ámbito, los esfuerzos independientes, y por ello aislados y esporádicos, obviamente no integrales, distanciaron su trabajo del complejo andamiaje que representa trabajar en la construcción “universal” de la historia de El Alto.
 
La dedicación de estos audaces, no por ello menos importantes, lamentablemente, circunscribieron su ímpetu a reducidos ámbitos de difusión, y cuyos contenidos también obedecieron a criterios muy focales. 
 
Las notas precedentes hacen inferir la siguiente premisa: se escribió, sí y no, la historia de la Ciudad de El Alto. Afirmación que sugiere una paradoja, pero no lo es.
 
Por un lado, sí se escribió. El desarrollo de esta urbe fue y es inherente a la historia de La Paz. Los historiadores en sus sendos trabajos siempre consideran al territorio alteño como “unidad” o como parte de la ciudad de La Paz. Consecuentemente, la historia de la Ciudad de El Alto está ahí. 
 
Por otro lado, no se escribió. Porque hasta la fecha no existe una propuesta que refleje los hechos y los protagonistas como propios, es decir, una concepción histórica oficial, exclusiva, integral y plena del municipio alteño. 
 
Casi desde la creación de El Alto (1985), se ensayaron infinidad de trabajos históricos en diferentes medios masivos, unos hasta con tintes anecdóticos, pero todos ellos referidos a hechos puntuales o tratando de reflejar algún hecho histórico específico.
 
Particularmente, en las ediciones especiales de los medios escritos, dedicados a las efemérides alteñas, abundan este tipo de tratamientos históricos fragmentados y superficiales. Cosa de  la que no se excluyó el “1er. Congreso de la Historia de la Ciudad de El Alto”, realizado el 22 y 23 octubre de 2015, convocado por la Carrera de Historia de la Universidad Pública y Autónoma de El Alto, evento en el que proliferaron versiones dosificadas, dejando pendiente una visión global.
 
La convocatoria a la segunda versión de esta experiencia académica, prevista para el 1 y 2 de marzo de 2018, se realizó con menor intensidad a la primera. También se abordaron facetas y etapas de la trayectoria histórica de esta ciudad, sin animarse al enfoque integral.
 
La tercera, programada con similares características a las anteriores, fue realizada el 26 y 27 de mayo de 2021.
 
La Carrera de Historia de la UPEA se creó el 19 febrero de 2005 y recién, después de cuatro años, inauguró sus actividades académicas, el 21 de septiembre de 2009. 
 
En casi 13 años de funcionamiento, este centro de estudios superiores de la historia, promocionó egresados y titulados académicos. Sin embargo, aún se deja esperar el ofrecimiento de un trabajo integral y general de la historia de la Ciudad de El Alto, lo que probablemente haya sido uno de los doctos sustentos para su creación. 
 
 
Algunas intenciones
 
Los primeros meses de 1988, un grupo de investigadores sociales con el apoyo del director de Cultura de la Alcaldía de El Alto, Jorge Ocampo, convocaron a casi una decena de miembros del Consejo Central de Vecinos,  junto a habitantes destacados de las décadas del 50, 60, 70 y 80, para dejar testimonio oral acerca de la historia contemporánea de la naciente Ciudad. Lamentablemente, esa información considerada de valiosa se diluyó con el transcurrir tiempo.
 

En febrero de 1989, circuló una de las publicaciones más difundidas en y de El Alto: La ciudad prometida. Sus autores, Godofredo Sandoval Z y M. Fernanda Sostres, dedicaron, en dicha muestra bibliográfica, escuetas y puntuales referencias de las características, particularmente de las migraciones y la formación urbana de esta ciudad.
 
Ese mismo año, se generó un movimiento social, promovido por los gestores culturales e investigadores sociales de la naciente ciudad, denominado Consejo de Cultura de la Ciudad de El Alto, cuyo principal propósito fue la de recuperar, procesar y publicar información referida a la historia de la Ciudad de El Alto. Pero, como es tradicional en este tipo de efervescencias juveniles, junto a sus pretensiones se disolvieron, después de casi medio año de funcionamiento.
 

El Centro de Reporteros Populares (CRP), el 21 mayo de 1993, presentó su primera publicación institucional: En las manos: Ciudad de El Alto. En las páginas iniciales de ese trabajo se puede advertir una ligera narración del proceso histórico de esta ciudad.
 

La Fundación JFR, en 2002, puso en circulación 5 mil ejemplares de Historia en Imágenes: Ciudad de El Alto, experiencia que tuvo como destino a la población estudiantil de este municipio. Por la presentación ilustrada y didáctica de la revista, su éxito fue el esperado.
 

En febrero de 2004, Marco Alberto Quispe Villca, después de recoger historias de medio centenar de zonas alteñas, las condensó, en De ch’usa marka a jach’a marka.
 

Casi un año después, circuló otra experiencia histórica y social. Un grupo de autodenominados: “libre pensadores, cuenta propistas”, presentaron el libro-revista Altoparlante. Varias notas en la misma se refirieron a pasajes históricos alteños.
 
 El Centro de Estudios y Apoyo al Desarrollo Local (CEADL) organizó un ciclo de conferencias, las que exigieron jornadas entre el 26 abril, 3, 10 y 24 de mayo de 2006, titulado Aproximaciones históricas de la Ciudad de El Alto. En ella, se abordaron diferentes descripciones de los hechos ocurridos, en diferentes tiempos del proceso histórico de esta ciudad.
 
 
El primero de marzo de 2007, la Fundación JFR, presentó ante las autoridades alteñas más destacadas de ese momento Compendio histórico: Ciudad de El Alto, en versión preliminar. Probablemente, este documento es el que logró mayores aproximaciones a la narración de este proceso.
 
Al año siguiente, el Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, en su portal electrónico, publicó un esbozo histórico contemporáneo de esta ciudad. De manera simultánea, y por encargo de las autoridades ediles, apareció un trabajo similar en una edición especial en el periódico El Alteño. Sin embargo, las imprecisiones informativas incurridas en ese “documento” se fueron multiplicando, al reproducirse, inclusive en las ediciones piratas, que siempre circulan en las fechas festivas.
 
Lamentablemente, los estudiosos, investigadores y otros, al evidenciar la inexistencia de una propuesta histórica oficial, recurrieron a este portal municipal, tomándolo como fuente o evidencia, de forma poco rresponsable y sin pensar en los deslices ulteriores, los que fueron expuestos abiertamente.
 
Un miembro de la Fundación JFR hizo notar a los responsables de esta página, a sus superiores y al alcalde de ese entonces, las equivocaciones de esa presentación, pero sin resultados. El matutino El Alteño, al verificar tamaños desaciertos informativos municipales, reveló los errores públicamente, pero ni ello sirvió para que la Alcaldía asuma las correcciones respectivas.
 
Tuvieron que pasar, 14 años para una reacción. Recién en 2022 se subsanó esa imprecisión “histórica” municipal. A la fecha, la portada del portal municipal expone una sinopsis aproximada a la realidad alteña.
 
Uno de los principales promotores para acelerar la creación de la Cuarta Sección de la Provincia Murillo, con su capital El Alto, además de contribuir de manera significativa a la aprobación de la Ley de la República que elevó a rango de Ciudad a El Alto, Gregorio Santiago Romero Morales, preparó en marzo de 2004, un legajo documental histórico. Este acervo cultural fue entregado a las autoridades municipales en una y otra ocasión. A la fecha, ninguna de ellas, por lo menos, lo comentó.
 
 
En 2005, la administración municipal de José Luis Paredes, encargó a Angelica Kirigin de Calvo la preparación de un libro acerca de esta ciudad. El libro de características modernas, trilingüe (ingles-español-aymará), tapa dura y un formato grande, titulado El Alto, capital andina de oportunidades. El primer capítulo de la publicación fue dedicado a las referencias generales históricas de la Ciudad de El Alto.
 

Miguel Flores Tovar, en 2008, propuso La historia oculta de la ciudad “El Alto”, publicación en la que se advirtió mucho entusiasmo del autor que pretende apuntar los rasgos históricos más representativos de este municipio.
 
 
En 2010, irrumpió otra muestra bibliográfica, casi con similares características a la publicación municipal nombrada. Los alteños, de Gabriela Romero, quien estuvo a cargo de la coordinación y producción, además de Mario Roque Cayoja, responsable de los textos. Sorprendieron por las excelentes fotografías y, como preámbulo, se refirieron con mayor detalle a una relación histórica alteña.
 
Scielo, una colección de revistas científicas electrónicas, a texto completo, disponible en línea, de acceso libre y gratuito. En la edición de junio de 2011, publicó Dinámicas históricas y espaciales en la construcción de un barrio alteño, de Juan Manuel Arbona, cuyo contenido pretendió describir: “La transformación de las comunidades en barrios en Alto Pata Marka (El Alto)”.
 

La Biblioteca y Archivo de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la edición de febrero de 20013 de su revista, publicó la nota: “De la patria, El Alto nombre…”, de Johnny Fernández Rojas. El director de la revista-libro, decidió abrir la edición de la publicación internacional con la citada nota alteña. Prácticamente, fue un “resumen” del compendio histórico que circuló limitadamente, 6 años antes.
 

Entre marzo y abril de ese mismo año, el “Proyecto Quienes somos” de Riccerca e Cooperazzione, financiado por la delegación de la Comisión Europea en Bolivia, dirigido por Tirso Puig de la Bellacasa, publicó casi una decena de libros con historias de 16 zonas de esta ciudad, previamente, la ONG italiana, capacitó a estudiantes de varias unidades educativas alteñas en técnicas de investigación y de periodismo básico. Corolario de esta experiencia estudiantil, fue la recuperación de historias orales de las zonas de donde procedían los mismos estudiantes, para después plasmar tales en los respectivos libros.
 

El exdirigente vecinal y exalcalde Distrital de El Alto, C. Hugo Laruta Callisaya, entregó el libro: Memorias de un alteño, en 2014, reeditado en 2018. En esta publicación se hizo una relación de la vivencia del autor en las décadas 70 y 80, centrado en el desarrollo de La Ceja y de sus inmediaciones.
 

 
En 2015 y 2021, circuló en su primera y segunda edición Así nació El Alto, de Johnny Fernández Rojas. En las sendas introducciones de las mismas, se insinuó una relación histórica puntual de esta ciudad. Asimismo, en ambas ediciones bibliográficas, el prologante, Luis Oporto Ordoñez, con una mirada más crítica, notificó sus percepciones históricas.
 
Deducción
 
La historia no fue ni será completa. La información disponible, particularmente en los ámbitos históricos, continúa y continuará siendo menor a la que se encuentra dispersa o, peor aún, desaparecida. Los procesos históricos aún se debaten entre la insuficiencia, la fragmentación y la información anulada. Consideraciones perfectamente aplicadas en específico al proceso histórico de la Ciudad del Alto. Así, si se toma como base a la historia de la “historia” de esta ciudad, se avizora que ésta sólo seguirá siendo una historia.

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Cerco - El Alto somos Johnny Fernández Rojas, Alexis Argüello Sandoval, Gustavo Cortez Alanoca, Pablo Mamani Ramirez, Guido Alejo, Abdón Zárate, Máximo Quisbert, Froilán Laime Ajacopa, Juan Manuel Arbona, Lucas Yujra, Ivan Chambi, Erwin Fher Masi Pérez, Jorge Cruz Quispe y Julio Condori Quisbert