El poder vecinal en la ciudad de El Alto

junio 03, 2023

Fotografía tomada de La Razón, 22 de marzo de 2012

 

por Abdón Zarate 

 

Introducción

Los inicios de la ciudad alteña hay que rastrearla desde los años 40’s, pues la misma se inició como una de las laderas de la ciudad de La Paz. Es gracias a la lucha vecinal que será reconocida como la Cuarta Sección de la Provincia Murillo, mediante Ley Nº 728 de 6 de marzo de 1985, por el Congreso Nacional. La población se caracteriza por la masiva migración desde los diferentes rincones del país, generado por la sequía en las provincias, la crisis económica en el país y la relocalización masiva de mineros, producto del Decreto 21060. Estos rasgos tradicionales se han modificado, habiendo, actualmente, muchos alteños nacidos en esta ciudad.

Los datos numéricos dicen que, según el último Censo de 2012, el departamento de La Paz tenía una población de 2.706.351, de los cuales 843.924 eran de la ciudad de El Alto, una población mayor a la hoyada y las provincias. Según los datos actualizados, las proyecciones del INE para la gestión 2022 fueron que El Alto llegaba a 1.109.048 habitantes, los mismos que están distribuidos en los 14 distritos municipales existentes en esta ciudad. Los vecinos están distribuidos en distritos urbanos y rurales, aunque ambos elementos conviven en todos los barrios de esta ciudad de las alturas.

Desde inicios una de sus características fue “la ausencia de institucionalidad, la falta casi total de la presencia de las instituciones del Estado Nacional y del gobierno local, así como el haber ignorado la existencia de un Plan de Desarrollo Urbano” (Indaburo, 2004, p.12). Esta realidad constitutiva le ha permitido generar sus propios mecanismos de autoorganización en búsqueda siempre de mejoras para sus habitantes.

Muchas villas, barrios y urbanizaciones se han constituido de manera autónoma, pues son los mismos vecinos quienes gestionaron la satisfacción de las necesidades más básicas como el agua potable, el alcantarillado, la salud pública, la educación fiscal, las áreas verdes, el adoquinado de avenidas, etc., generando así un involucramiento complementario entre los habitantes. Es desde estas realidades que sus habitantes se constituyeron como actores políticos determinantes en momentos históricos específicos del país, quienes en la actividad cotidiana pudieron desarrollar su acción política mediante el mecanismo participativo de un poder vecinal que tiene sus propias formas de manifestación en la cultura política alteña.

Participación política vecinal

La actividad política manifiesta relaciones de poder que se dan entre individuos, grupos, asociaciones o instituciones. El poder en la práctica de la vecindad se orienta por el principio de la “voluntad-de-vivir-dignamente”, como potencia que mueve, arrastra e impulsa acciones colectivas que buscan satisfacer las necesidades básicas de la existencia como comunidad.

“La política es una actividad que organiza y promueve la producción, reproducción y aumento de la vida de sus miembros” (Dussel, 2006, p. 40), que en este caso son los vecinos. La “voluntad-de-vivir-dignamente” orienta a que los vecinos estén determinados fácticamente hacia la participación política. El ejecutivo del Distrito 5, Reynaldo Callisaya, decía en idioma originario: “Aka ente vecinal thaqhañapawa mä suma qamaña, mä suma irnaqasiña. Aka Federación de Juntas Vecinales irnaqañapawa cívicamente, proyectonaka thaqhañataki, mä suma qamañataki, kunaymani irnaqañas utjañapataki” (31/12/2022).

La participación política refiere al conjunto de actos y actitudes dirigidos a influir sobre las decisiones de los detentadores de poder (Pasquino, 2012) en una sociedad, que también puede orientarse a la transformación estructural del sistema político. Esta participación puede presentarse en sus dos dimensiones: actividades orientadas a la toma de decisiones y actividades orientadas a la expresión de los actores. El primero se practica en la Dirigencia Vecinal, el segundo se practica en la Asamblea Vecinal.

Federación de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE)

La génesis de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto acontece, como derivado, en la fundación del primer Consejo Central de Vecinos, el 3 de julio de 1957, organización que representaba a las primeras 6 zonas, siendo su primer presidente Juan de la Cruz; posteriormente nace como sustituto la Sub Federación de Juntas Vecinales de El Alto, el 8 de diciembre de 1966, aglutinando a unas 30 zonas; finalmente, la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE) se constituye en 1979, en el Congreso de la Confederación Nacional de Juntas Vecinales (CONALJUVE), realizado en Tarija (Estatuto Orgánico. Reseña histórica de la Fejuve. Anexo 1.), en un contexto de gobiernos dictatoriales. Actualmente, la FEJUVE aglutina a más de 400 Juntas Vecinales de la ciudad de El Alto.

Los objetivos fundamentales que orientaron su constitución fueron la búsqueda de mejores condiciones de vida para sus habitantes en servicios básicos, salud, educación, entre otros. Pero en términos históricos, fue la lucha por la búsqueda de la autonomía para el autogobierno de la ciudad de El Alto, que orientó los primeros congresos, ampliados y asambleas. Así, por ejemplo, en el I Congreso Ordinario de la FEJUVE de 1979 se resuelve: “Exigir a las autoridades nacionales, tanto legislativas como ejecutivas, terminar la autonomía total de la Alcaldía de la ciudad de El Alto” (Fernández, 2021, p. 70). Materializada la lucha histórica, lograda la creación de la Cuarta Sección Municipal de El Alto, mediante Ley 728 de 6 de marzo de 1985, será momento fundamental para reconocer la lucha de los dirigentes vecinales, además de respaldar contundentemente la creación del nuevo municipio, mediante una Asamblea de la Federación de Juntas Vecinales de El Alto el 30 de marzo de 1985, con la participación de todas las juntas vecinales existentes . Esa la trascendencia histórica de esta institución.

Veamos su estructura orgánica.

La FEJUVE es una “organización territorial de carácter cívico vecinal” constituido por las juntas vecinales que son la representación territorial en el municipio de El Alto. Se caracteriza por practicar la democracia participativa a fin de lograr la participación activa en la gestión de proyectos en beneficio de la colectividad. La democracia participativa se ejerce mediante la participación vecinal en la formulación y decisión sobre asuntos que beneficien a los habitantes del barrio, zona o villa. La fuente del poder que legitima su accionar esta en cada una de las “asambleas vecinales”, generando una relación directa con la población mediante una política activa, a través de la composición del Comité Ejecutivo con liderazgos activos, conformando cada una de las carteras por un “presidente de la junta vecinal en vigencia”, generando una relación directa con las bases.

Según su Estatuto Orgánico tiene una estructura organizativa de ejercicio del poder de manera transversal que busca materializar la democracia participativa mediante una estructura de interrelación permanente:

1. Congreso Ordinario 
2. Congreso Extraordinario
3. Ampliado
4. Reunión de Comité Ejecutivo
5. Asambleas de Juntas Vecinales
 

El Congreso Ordinario es la máxima instancia en el que participan cada una de las Juntas Vecinales con sus representantes, mediados por una Comisión de Poderes que organiza un Presídium del Congreso, quienes después de días de debates deben registrar las resoluciones que son el horizonte de acción para la nueva Directiva del Comité Ejecutivo que ejercerá la representación vecinal delegadamente por la gestión de dos años, quienes materializarán las tareas y objetivos previstos en la máxima instancia de decisión. La nueva representación “es elegido para ejercer delegadamente el poder de la comunidad, debe hacerlo en función de las exigencias, reivindicaciones, necesidades de la comunidad” (Dussel, 2006, p. 50).

Entre los requisitos para integrar el Comité Ejecutivo está el “ser vecino/a residente de la ciudad de El Alto, no menos de 5 años, documentalmente demostrado” (Art. 31, inciso b), lo que hace de esta institución determinante la ocupación de una vivienda como el “mecanismo identificador de pertenencia a una junta de vecinos, anclando en lo territorial la fuerza unificadora de personas de condiciones socio-económicas distintas” (García, Chávez y Costas, 2004, p. 599). Es importante la calidad de habitante de una zona para constituirse en potencia de la Junta Vecinal.

“La Junta Vecinal es un organismo natural y autoridad comunitaria de carácter territorial, urbano o rural y cuyo objetivo es promover el desarrollo, defender los intereses, velar por los derechos de los vecinos/as. En una Junta Vecinal participan de manera coordinada las instituciones y agrupaciones sociales funcionales con presencia en ese territorio, relacionadas a: educación, salud, cultura, mujeres, deportes, juveniles” (Estatuto Orgánico, Art. 67, inciso b). La participación activa en una Junta Vecinal tiene a la Asamblea Vecinal como el espacio de democracia directa, como recurso de autogestión de las necesidades básicas para vivir dignamente.

La lucha constante por la satisfacción de las necesidades vitales permitió construir una solidaridad entre los vecinos, constituyéndose en la base de la organización vecinal, misma que ha construido una institución muy propia de los alteños, desde donde se van gestando las decisiones más trascendentales para cada uno de los barrios, e incluso para todo el país. Así, la asamblea vecinal puede ser entendida como:

La comunidad de vecinos deliberantes que asumen decisiones consensuadas a través del intercambio de opiniones en vista de procurar un bien colectivo, considerando las sugerencias de cada uno de los sectores territoriales participantes, realizado mensualmente previa citación de la junta directiva.

La asamblea vecinal se constituye en la fuente matriz de la acción colectiva de la comunidad, pues es a través de ella que los habitantes pueden realizar una serie de actividades en beneficio de la zona, villa o barrio. La asamblea vecinal es la fuente central del poder vecinal. Cada barrio realiza deliberaciones sobre distintos temas, los cuales son elevados por las juntas vecinales hacia una institución matriz para emitir una posición institucional a nivel ciudad para ser considerado como posición oficial de la ciudadanía alteña. El centro de acopio de las decisiones barriales es, sin duda, la Federación de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE). 

Elaboración propia: Asamblea vecinal como fuente de poder vecinal

La vecindad alteña se caracteriza por la agrupación de familias migrantes que habitan dentro de un área microterritorial determinada, estructurada por los contactos personales cotidianos, generando una conciencia colectiva de cooperación solidaria. A pesar de la coexistencia de diversidad de intereses económicos (comerciantes, transportistas, profesores, policías, obreros, empleados, agricultores, etc.), existen lazos sociales que se constituyen por la proximidad espacial y cultural.

Las zonas están bañadas, en sus prácticas sociales y políticas, por realidades institucionales andinas que proceden de las áreas rurales. Son estas instituciones como el ayni, mink’a o la acción comunal los que permiten la cooperación mutua en momentos de necesidades entre los vecinos. Estos mecanismos institucionales andinos han permitido, al vecino, co-sustanciarse con los otros. Estas mismas prácticas le han servido para manifestarse en momentos de tensión social en nuestro país.

Y es que, el nuevo horizonte histórico visibilizado por la comunidad alteña no se puede comprender si no es a través del poder vecinal subyacente a cada una de las acciones de lucha social. Esta institución política permite poner de manifiesto nuevas formas de administración del poder en el ámbito vecinal. Así, el poder vecinal puede ser entendido como:

La interrelación de energías complementarias dentro de la estructura institucional vecinal orientado por la “voluntad-de-vivir-dignamente” en el que se consensuan obligaciones vinculantes entre los vecinos de manera concertada para lograr participación en la toma de decisiones y la distribución de bienes colectivos en beneficio de la zona, villa, barrio, municipio, departamento o país.

El Estatuto Orgánico en su presentación por el Secretario de Actas de la FEJUVE, Víctor Hugo Galarreta reconoce la potencia del poder vecinal: “A más de treinta y cuatro años de lucha institucional por el PODER VECINAL entramos al nuevo milenio para asumir nuevos desafíos, como el de fortalecer la institucionalidad de más de 400 juntas vecinales” (2001, p. 8). El reconocimiento institucional de esta fuerza cívico vecinal es importante en la medida en que los representantes de la FEJUVE comprenden su rol en este espacio de poder.

La dirigencia vecinal actual también reconoce la potencialidad explicativa de esta categoría en la cultura política alteña. A la pregunta ¿Se puede hablar de poder vecinal como una forma de ejercicio del poder político por los vecinos de la ciudad de El Alto?, nos responde tácitamente:

Evidentemente, de manera implícita está ligado a un ente político donde se mide la fuerza para colocar un representante, ya sea a nivel nacional, departamental o municipal (Roberto Misme. Presidente de Junta Vecinal, Villa Ingenio. 19/02/2023)

La “fuerza para colocar un representante” es la manifestación práctica del poder vecinal. El poder individual se manifiesta en la acción colectiva como poder vecinal. La relación de los vecinos se da por la potencia que les es inherente a cada uno de sus integrantes, los cuales deberán canalizar esta fuerza en beneficio de la zona o incluso hasta lograr centralizar reivindicaciones nacionales. Ejemplos de este relacionamiento entre lo local y lo universal pueden ser comprendidos por los movimientos generados en Villa Ingenio en 2003 o en Senkata en 2019, barrios que irradiaron sus reivindicaciones locales a nivel nacional.

Esta energía colectiva se orienta, por un lado, a la satisfacción de necesidades básicas a través de la acción comunal donde cada vecino participa en la construcción de la escuela, el empedrado de la calle, la refacción de la plaza, etc., buscando una vida digna para la familia. Por otro lado, se orienta a la autogestión de las demandas barriales, buscando una satisfacción positiva desde el municipio, gobernación y gobierno central.

Interna > Comunidad vecinal 

Energía colectiva{

Externa > Sociedad general

Los vecinos alteños son depositarios de la energía potencial capaz de edificar cholets, construir carreteras, producir alimentos; al mismo tiempo de laborar en actividades sacrificadas como la construcción, la manufactura, el comercio, el transporte, entre otros. La fuerza cotidiana es la fuente del poder vecinal para la acción política que tiene su manifestación institucional.

Elaboración propia: El poder vecinal institucionalizado

Las redes vecinales constituidas barrialmente permiten construir una estructura organizativa horizontal. La Directiva de la Junta Vecinal es elegida en Asamblea Vecinal, institución por el que se delega el poder temporalmente, quienes deben orientar su accionar con base en las decisiones de las asambleas zonales que son centralizados, estas decisiones, en el Comité Ejecutivo de la Federación de Juntas Vecinales. Esta estructura interna de la FEJUVE, manifiesto en su Estatuto Orgánico, es la expresión del poder vecinal institucionalizado.

La dirigencia vecinal en momentos de crisis

La Federación de Juntas Vecinales de El Alto (FEJUVE) históricamente ha cumplido la tarea de representación de las necesidades y reivindicaciones de la comunidad, ante las instancias municipales, regionales y nacionales. La necesidad de lograr satisfacer las demandas básicas ha permitido que esta institución adquiera un poder delegado fuerte, por encima de las otras instituciones sociales existentes. En el pasado, gracias a las juntas vecinales se había logrado satisfacer algunas de las necesidades básicas, al mismo tiempo que se constituían en defensores públicos de los distintos barrios, a tal punto que estos aparecían como los tramitadores de la legalización de terrenos, delimitaciones zonales, formalización de urbanizaciones, entre otros.

Incluso en momentos importantes, como en octubre de 2003, esta institución cumplió un rol importante, destacado por toda la sociedad. La lucha social llevada a su máxima expresión en la transformación del país colocó a la ciudad más alta en la historia contemporánea de nuestro país. Esta asignación de tareas vecinales, en el tiempo histórico mediato, fueron adecuadamente cumplidas.

En la “Guerra del Gas”, en octubre de 2003, los vecinos generaron un discurso primero municipal oponiéndose a la implementación de los formularios Maya y Paya por parte del alcalde José Luis Paredes, luego nacional, rechazando la privatización de los recursos naturales como el agua y la exportación del gas a países extranjeros, logrando destituir al gobierno de Sánchez de Lozada y obligando a que asuma su vicepresidente, Carlos Mesa. Esta lucha fue visiblemente liderada por el “Mallku”, Felipe Quispe Huanca, desde la CSUTCB, al que se sumaron otras instituciones como la COB. En ese entonces, se constituyeron pequeños gobiernos territoriales en cada distrito y zona para movilizar estrategias de acción colectiva de identidades urbanas aymaras y populares con las que se entablaron relaciones de conflicto con el Estado imperante de entonces (Mamani, 2010), es decir, la capacidad de organización en cada uno de los barrios fue fundamental para lograr un giro histórico. El presidente de la FEJUVE en 2003 era Mauricio Cori, nombre del cual no se recuerda mucho porque pesaría más la institucionalidad que la persona. Se había generado una agenda nacional con temas como “Asamblea Constituyente”, “Nacionalización del Petróleo”, “Industrialización”, entre otros. De esa lucha vecinal se dejó, hasta ahora, un saldo de más de 80 muertos como víctimas del Estado; sacrificio heroico que se ha constituido en un mecanismo de transformación del horizonte histórico, buscando un cambio en el ámbito económico, político y social.

En la “Masacre de Senkata”, en noviembre de 2019, 11 personas fallecieron, 78 fueron heridas y centenares terminaron arrestadas por las Fuerzas Armadas y la Policía, quienes reprimieron duramente al pueblo boliviano. Vecinos desde distintos sectores manifestaban su desacuerdo con un gobierno autoritario de Jeanine Añez, además de la defensa de la wiphala como símbolo de los pueblos indígenas, que fue mancillada por efectivos policiales. La demanda vecinal por democracia y respeto a los símbolos indígenas terminó siendo asumido por otros sectores, aunque con la pandemia del Covid-19 terminaron reducidos y reprimidos duramente por el régimen de gobierno de entonces.

En la gestión cotidiana, el poder vecinal se manifiesta sobre temas que atingen a la población alteña y población nacional. Un ejemplo de esta presencia es su permanente “control social” sobre la gestión municipal, departamental o nacional, emitiendo pronunciamientos sobre diferentes temas que afectan a la sociedad. Es por eso que no es extraño leer en los medios de comunicación titulares que posicionen a la institución como la máxima representación legítima sobre distintos temas y en distintos tiempos históricos:

Fejuve bloquea el peaje. Las Juntas Vecinales de El Alto en rechazo al alza de los precios de los combustibles y también el incremento en el precio de los alimentos bloquearon el ingreso principal de la Autopista La Paz-El Alto (PAT, 29/12/2010).

Fejuve de El Alto da 72 horas al Gobierno para anular decretos sobre carnet de vacunación. La dirigencia vecinal alteña asegura que no está en contra de las vacunas, lo que exige es que en las instituciones públicas y privadas no exijan el carnet de vacunación o la prueba PCR negativa (ANF, 13/01/2022).

Las acciones colectivas de la FEJUVE han determinado el curso de las decisiones de los gobiernos municipales, regionales y nacionales. Las manifestaciones, mediante los mecanismos propios de lucha social, han logrado que el gobierno de turno retroceda ante las medidas adoptadas, que eran considerados por los vecinos como atentatorios a los intereses de la comunidad.

La administración política municipal

El gobierno local ha estado marcado por una constante inestabilidad, ya que, en los 38 años de vida, tuvo, hasta ahora, 25 alcaldes, entre designados, transitorios y electos en urna. Lo llamativo de esta cantidad de alcaldes es la presencia multicolor de los burgomaestres, pues entre los más sobresalientes podría nombrarse al primer alcalde Juan Polo Maguiña, de ADN, y entre los más recientes, Luis Vásquez Villamor, del MIR, Miguel Aramayo Esquivel, de UCS, Flavio Clavijo Jemio, de CONDEPA, José Luis Paredes de PP, Edgar Patana, del MAS, Soledad Chapetón, de UN, Eva Copa, de Jallalla.

Esta constelación de colores en el gobierno municipal puede reflejar algunas características puntuales: la democracia participativa, la rotación de autoridades, el rechazo al caudillismo, pero también refleja la ineficiencia de los alcaldes, la excesiva carga de gestión municipal, la imposibilidad de satisfacer las demandas barriales, la falta de presupuesto municipal, la imposibilidad de contentar a los vecinos, y tal vez el cáncer que ha minado por mucho tiempo el erario municipal, la corrupción. En última instancia, lo que puede notarse a final de cada gestión es la frustración de la ciudadanía, porque el burgomaestre elegido no ha cumplido las expectativas propuestas, por lo que debe depositar su confianza en un nuevo actor político.

Uno de los temas dificultosos para las últimas alcaldesas de El Alto ha sido la designación de subalcaldes de los 14 Distritos. Ya en 2015 la exalcaldesa Soledad Chapetón tuvo la dificultad de posesionar a estas autoridades por no contar con el respaldo de las juntas vecinales, quienes solicitaban la designación de los mismos por usos y costumbres, lo que no permitió una gestión fluida.

En la presente coyuntura, la Alcaldesa Eva Copa de la agrupación Jallalla, el 11 de marzo de 2021, ganó con el 68,70 % de votos, dándole una mayoría absoluta. La gestión inició orientado por el principio de la renovación como parte de la gestión pública, no sin contratiempos. En recientes días la alcaldesa cambió a subalcaldes y secretarios por actos de corrupción identificados por las juntas vecinales. El siguiente titular es esclarecedor: “Copa cambia a cinco subalcaldes y tres secretarios del municipio de El Alto. El acto de posesión se realizó en la Casa Municipal, Jach’a Uta, donde participaron diferentes sectores sociales, gremiales, transportistas y juntas vecinales” (La Razón, 02/02/2023). Son algunos de los temas recurrentes en el municipio alteño, en su relación con las juntas vecinales.

Crisis institucional de la dirigencia vecinal

La dirigencia vecinal vive actualmente un momento de crisis institucional, pues se manifiesta una lucha de fracciones dirigenciales que incluso han forzado a desestructurar la FEJUVE, constituyéndose actualmente la Fejuve Sur y Fejuve Norte. Este fraccionamiento institucional ha lograda debilitar el poder vecinal centralizado en la FEJUVE para diluirlo en sectores regionalizados, que a futuro incluso podría generar más subdivisiones y diferenciaciones.

En gestiones pasadas hubieron ya denuncias de sobreposición de roles de la FEJUVE y COR sobre el Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, desatando en su momento una serie de críticas . Se había denunciado que muchos de los dirigentes tenían cupos laborales en las instituciones municipales, al punto que no solamente ellos avalaban la designación de funcionarios, sino también la adjudicación de obras a empresas privadas . Esta realidad había destapado una inusual manera de sobrevivencia de los dirigentes. Pues al igual que la clase política de antaño, algunos dirigentes se habrían acostumbrado a vivir de los recursos de la población de manera discrecional.

La tergiversación de la función del dirigente vecinal y sindical, al parecer, se había desviado hacia la consecución de aspiraciones personales, más que a las sociales. El modus vivendi de estos dirigentes hizo recordar a las malas prácticas políticas del pasado, las cuales ya habíamos creído enterradas. Ya hace tiempo se reconocía esta forma de manejo en la dirigencia vecinal, pues se decía que la institucionalidad oficial del Estado perdía batalla tras batalla ante una sociedad frustrada, postergada e ignorada, lo que habría hecho que la institucionalidad oficial haya ingresado en la clandestinidad, o se haya convertido en una instancia subordinada a la dirigencia (Indaburo, 2004). En la presente gestión de la alcaldesa Eva Copa esta situación se ha disminuido por las fracturas internas de la misma dirigencia vecinal.

La lucha por acceder a espacios de poder ha generado enfrentamiento entre vecinos de distintos distritos y zonas, orientados por la toma del poder de la FEJUVE. En esta lucha de fracciones dirigenciales se puede ver las distintas disputas por la toma de los ambientes de la FEJUVE, ubicados en la Av. 6 de Marzo, en plena Ceja de El Alto. Cada una de las fracciones busca legitimar su accionar tomando los ambientes de la institución, así como generando los mecanismos legales para su establecimiento como Comité Ejecutivo.

El fraccionamiento ha permitido el surgimiento de distintas cabezas que se arrogan la representación de la ciudad de El Alto. Haciendo seguimiento de las acciones de los supuestos ejecutivos de la FEJUVE, tenemos las siguientes presentaciones en los medios de comunicación:

1. Nicacio Ríos expulsa de la Fejuve a sus 2 amigos (El Alteño, 23/12/2022).

2. Samuel Ureña consolida su Comisión de Poderes (El Alteño, 15-16/01/2023)

3. Fejuve de El Alto liderada por Pablo Daza desconoce a Samuel Ureña (Radio San Gabriel, 10/01/2023).

4. Fernando Rivero presidente de la FEJUVE informa sobre la aprobación del presupuesto para la gestión 2023 (Vos Tv. Revista Matinal El Pueblo Informa, 20/09/2022). 

Esta fragmentación del poder vecinal en varias cabezas (Nicasio Ríos, Samuel Ureña, Pablo Daza y Fernando Rivero) genera un debilitamiento de la fuerza organizativa de la institución. Los líderes vecinales que presumen representar a toda la ciudad de El Alto, realizan sus actividades en la clandestinidad, pues no se conoce una oficina en el que realicen gestión pública. Se han atomizado en distritos específicos, generando poderes locales como hongos, que no permiten visibilizar el poder vecinal latente. El que mayor presencia tiene es quien realiza gestión con la alcaldesa, esa parece ser el caso de Fernando Rivero. El gobierno municipal, en este caso, tiene expedito el camino para la implementación de sus políticas sin un control social unificado de los vecinos alteños .

Los intereses grupales por detentar el poder son los que fraccionan a la institución vecinal. El pedido es unánime en la vecindad alteña, por eso el presente titular es gráfico: “Distrito 7 de El Alto pide Congreso de Fejuve sin ‘dinosaurios’” (Eju.Tv., 12/01/2023), pues son los antiguos dirigentes quienes estarían buscando perpetuarse en los cargos de esta institución. La dirigencia vecinal actual reconoce el fraccionamiento institucional:

Los anteriores y los actuales dirigentes cambian de presidente como si fueran casinos y por causa de eso la ciudad de El Alto sigue postergada. Ellos se dedican a cambiar presidentes y no se encargan de los proyectos macro como hospitales de tercer nivel, unidades educativas, embovedados, agua, luz y demás proyectos que necesitan los vecinos (Yhonny Onori, Dirigente de Distrito 7, Eju.Tv., 12/01/2023).

Las razones del divisionismo, es a causa de pugnas e intereses personales de un pequeño grupo; dentro de ellos está la injerencia política (Roberto Misme. Presidente de Junta Vecinal, Villa Ingenio, 19/02/2023)

Estas apreciaciones son parte del sentir de la comunidad vecinal, pues se considera que la posibilidad de gestionar políticas públicas desde el municipio, la gobernación o el gobierno nacional sólo será posible si se constituye un Comité Ejecutivo único de la FEJUVE, que tenga toda la legitimidad en cada uno de los 14 distritos del municipio. Para llegar a este cometido debe superarse la “injerencia política” de los partidos políticos, que fracciona a esta institución. La legitimidad del poder vecinal en la FEJUVE permite, a esta institución, constituirse en la máxima expresión de la “voluntad-de-vivir-dignamente” dentro de la ciudad de El Alto.

Apuntes finales

Esta situación crítica de la organización vecinal nos tiene que permitir plantear algunas alternativas de redireccionamiento de nuestras instituciones matrices en beneficio de la sociedad.

Es importante considerar algunas de las peticiones vecinales como la designación de los subalcaldes desde los vecinos. Si bien ahora la legitimidad de la alcaldesa puede permitirle designar a los subalcaldes, este tema de la descentralización del poder se volverá a manifestar en algún otro momento. Para esto, es importante proponer la necesidad de elaboración de una normativa que permita que en los distritos municipales los subalcaldes sean elegidos mediante procesos electorales municipales. Es decir, los mismos deben ser elegidos entre los vecinos de los barrios. La “elección” vía medios formales como el voto o los usos y costumbres en los distritos rurales permitirá descentralizar la gestión municipal en beneficio de los habitantes. La elección en los 14 distritos de nuestra ciudad, puede muy bien replicarse en diferentes departamentos de nuestro país.

Por otro lado, las organizaciones vecinales deben reasumir los roles con los que se originaron, esto es, deben constituirse en interlocutores válidos ante instancias gubernamentales para defender los intereses de los vecinos, y constituirse en fiscalizadores de la gestión municipal en calidad de “control social”, siempre en beneficio colectivo. Evitar la injerencia política para no usar la dirigencia vecinal como trampolín para saltar hacia la dirigencia política partidaria. Las instituciones políticas vecinales, como la asamblea vecinal, son instancias que enriquecen la organización social no partidaria, por ser una manifestación del poder popular subyacente de las acciones colectivas en cada barrio.

Finalmente, la modernización de la ciudad de El Alto tiene que considerar seriamente la supervivencia de prácticas culturales que tienen raíces en el ámbito rural. Pensar como la exalcaldesa Soledad Chapetón (2015), que “los usos y costumbres se practican en el campo” y que por ende no podrían ser parte de la práctica social citadina es, mínimamente, observable. Las autoridades municipales deben reconocer que muchos vecinos tienen raíces andinas, las que fundamentan la práctica cotidiana, las cuales deben ser reconocidas para lograr una convivencia armoniosa en una realidad tan compleja como la nuestra. Es imperativo construir nuestra propia identidad reconociendo nuestra historia milenaria para construir un horizonte histórico que le dé sentido a las acciones colectivas de nuestra ciudad. 

Bibliografía

Dussel, Enrique (2006). 20 proposiciones de política de la liberación. La Paz: Editorial Tercera Piel.
Fernández, Johnny (2021). Así nació El Alto. Segunda Edición. El Alto: FOCAPACI. 
García, Álvaro; Chávez, Marxa; Costas, Patricia (2004). Sociología de los movimientos sociales. La Paz: Diakonía/Oxfam.
Gobierno Municipal de El Alto (2002). Plan de ordenamiento urbano y territorial. El Alto: GMEA.
Indaburo, Rafael (Coord) (2004). Evaluación de la ciudad de El Alto. La Paz: USAID.
Mamani, Pablo (2010). El rugir de las multitudes. Microgobiernos barriales. La Paz: La Mirada Salvaje
Moscoso, Jaime (2009). Introducción al derecho. La Paz: Editorial Juventud.
Pasquino, Gianfranco (2012). “Participación política, grupos y movimientos” en Doce lecturas fundamentales de Ciencia Política de Irene Delgado y Lourdes López. Madrid: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Zárate, Abdón (2015). El poder vecinal en la ciudad de El Alto. El Alto: ALFROPRI.
 
Documentos
 
ESTATUTO ORGÁNICO - FEJUVE EL ALTO, aprobado el 7 de julio de 2001.
 
Entrevistas
 
Reynaldo Callisaya Alanoca. Ejecutivo de la FEJUVE D-5 (31/12/2022).
Roberto Misme Lucana. Presidente Junta Vecinal de Villa Ingenio U.V.2. (19/02/2023).
 
Medios de comunicación
 
PAT
ANF
Eju. Tv
Vos Tv
El Alteño
La Razón
Radio San Gabriel

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Cerco - El Alto somos Johnny Fernández Rojas, Alexis Argüello Sandoval, Gustavo Cortez Alanoca, Pablo Mamani Ramirez, Guido Alejo, Abdón Zárate, Máximo Quisbert, Froilán Laime Ajacopa, Juan Manuel Arbona, Lucas Yujra, Ivan Chambi, Erwin Fher Masi Pérez, Jorge Cruz Quispe y Julio Condori Quisbert